
Tenia 7 años cuando, me levantaba a las 6 a.m. preparaba mi desayuno, me vestía para el colegio, cepillaba mi cabello y hacia dulces peinados que aunque demorara minutos eternos, no concluían hasta la prolijidad, mochila al hombro y al estudio, en el camino siempre demoraba mas de la cuenta, en la esquina una mata de esta flor, capturaba mi atención y miraba con impresión la complejidad de la naturaleza, y cada vez, no importando lo memorizada que tuviese su anatomía en mi mente, la miraba y manteniendo su esencia seguía el camino.